Todavía Víctor se aferraba a la esperanza de afeitar sus pelos encarnados por el largo viaje en marea contra su ser.
La sal había escamado por completo su curtida piel.
Estaba casado con Charlotte, lo había enamorado sus muslos dorados, sus pelos de azúcar oscura, su afición por la limpieza de las tazas de porcelana Francesa.
El. obedeciendo un débil deseo de mejorar la situación le escribió a su madre, 7 cartas seguidas como en cualquier historia de amor de los `50, como toda película de los `60.
Consistentemente condenaba su partida después de pasados duros 4 mes...
Se había alejado de un mundo lleno de cordialidades y preocupaciones.
¿Sonó algo?
¡Señor Edward!
No, no escuche nada...
luego se quedo tranquilo sentado al borde del camarote.
¿Puedo?
Acercando su mano al bolsillo de Victor
Edward eso es cosa de niñas - dijo V.
-típico comportamiento, murmuró E.
Silencio!, te ofrezco un collar de perlas hermoso y olvidamos el momento.
Ofréceme tu estadía nocturna en este viajar...
Luego Victor se sentó a escribir la 8 carta para su madre, que entre saludos, recetas de pescado ahumado con barbacoa, pizcas de limón y entretejidos santa clara decía:
"Madre, creo amar a Edward, un simple marinero de la embarcación, lo conocí tratando de salvar una trucha, tendrías que haberlo visto, desprendió el anzuelo con tanta delicadeza dejándolo partir... No creo volver a casa, no estoy listo para ver nuevamente a Charlotte, tengo pensado otro destino.
"guardame la sopa que el caldo esta a la espera"
Yo.
lunes, 5 de enero de 2009
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una patada de alegria en la nariz
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